El huipil zoque
En Tuxtla Gutiérrez es usualmente hecho a mano pero también es
confeccionado a partir de telas comerciales de algodón o rayón blanco, esto
dependerá si es para uso diario, para fiestas u otras ceremonias.
La falda zoque tradicional
Esta prenda es tejida con hilo de algodón teñida en índigo que
se cosen a lo ancho y en los extremos forman un cilindro, el cosido se hace con
hilo decorado que se adquiere en las tiendas en variedad de colores.
Se hacen en dos tallas, para mujeres adultas y para niñas. Hay
otro tipo de variedad de faldas: las grandes, que son para uso cotidiano aunque
han caído en relativo desuso, y las más grandes, que son consideradas como de
gala. Estas últimas son muy apreciadas por las ancianas, que dada la buena
calidad duran años.
Invariablemente las faldas se recogen a la altura de la cintura
y se usa como bolsa, el largo de la falda se usa hasta los tobillos. Las
características de esta falda la hacen única entre las vestimentas de los
grupos originarios.
La falda que consideran de gala es tan grande que necesita ayuda
para colocársela: la mujer se introduce en ella y luego se enrolla y el
sobrante forma la bolsa, la falda se enrolla firmemente de tal manera que no
necesita cinturón.
La falda de algodón azul como la que se usaba en Tuxtla
Gutiérrez se usaba en Ocozocoautla, pero ya no se usa, sin embargo los Corddry
escucharon durante sus investigaciones, que algunas ancianas coitecas, aún la
usan en ocasiones especiales. El arqueólogo adscrito al Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH), de la Delegación Chiapas, Eliseo Linares,
explicó lo que hay más allá de los motivos en los trajes tradicionales de los
zoques.
Indicó que el rombo simboliza al Universo, es la forma como fue
concebido por los mayas, dividido en cuatro y un centro particular, representa
la manifestación del cuerpo humano en la que la cabeza está al oriente y los
cuatro miembros se orientan a diferentes rumbos; esto va a ser una constante en
los tejidos mayas, la forma cuadrada, como imaginaban la tierra.
El predominio de los colores azules índigo tiene también un
significado: el azul era un color muy preciado porque simbolizaba el agua, la
vida y la regeneración. Era obtenido en tiempos prehispánicos a partir de
plantas y minerales (Diana, 2016).